Estar condenados a la supervivencia no significa que la gente esté privada de pensar, por eso, en las kilométricas colas que se forman en los Bicentenario y hasta en pequeños abastos, comenzaron a renegar de las precarias condiciones de vida y culpan a Maduro de no hacer nada para salir del círculo perverso de una búsqueda
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