Gran parte de la oposición venezolana no quiere dialogar porque la salida de Maduro es un hecho inminente, aunque nadie sabe cómo ni cuándo. Maduro tampoco quiere hablar porque la Revolución es irreversible, pese al abismo en el que él mismo se ha hundido. La MUD pone condiciones a posibles encuentros y se enfoca en la salida electoral a esta crisis.
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