Nuestros hábitos nos someten y esclavizan en la vida.
Verdaderamente desde que este paro comenzó no ha sido más que una echadera de bromas. Ahora resulta que mientras unos se quejan que no hay gasolina, otros viven contentos porque les encanta hacer la cola. Jamás como venezolanos nos hemos dejado de divertir, buscamos las miles
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